Pueden sonar similares, pero los pre, post y probióticos son tres diferentes categorías, todas relacionadas con el equilibrio de la microbiota intestinal y la salud. Esta confusión parece mantenerse entre la población. Por ejemplo, un estudio en el Reino Unido mostró que menos de un quinto (19%) de los encuestados entendía las diferencias entre los beneficios de la salud de prebióticos y probióticos, con casi un 40% identificando incorrectamente al yogur como una fuente de prebióticos [1]. En otra investigación se encontró que un 80% de los estadounidenses creían que los postbióticos eran lo mismo que los prebióticos y probióticos, mostrando una importante falta en los conocimientos respecto a la mantención de la salud intestinal [2]. ¿Qué son cada uno de estos términos, y porqué debemos conocerlos?
Pre, Pro, & Post
Los prebióticos son fibras no-digeribles que sirven como alimento para bacterias beneficiosas en la microbiota intestinal. Se pueden encontrar en varios tipos de alimentos de origen vegetal, como legumbres, algunos tipos de frutas y vegetales como el ajo o las cebollas [3]. Por su parte, los probióticos son todos aquellos microorganismos beneficiosos (que incluyen bacterias y algunos tipos de levaduras) de la microbiota intestinal, y que pueden generar efectos positivos para la salud, particularmente para el sistema digestivo e inmune [4]. Pueden ser encontrados en algunos tipos de alimentos fermentados. También pueden ser incorporados durante las etapas de producción de otros alimentos a concentraciones dependientes de la regularización de cada territorio, como es el caso de nuestros helados Bifidice.
Una idea reciente implica la combinación sinérgica de bacterias beneficiosas y sus respectivas fuentes nutricionales: los sinbióticos. Aunque el término es relativamente nuevo, ya han existido suplementos que contienen mezclas entre prebióticos y probióticos por muchos años [5].Finalmente, los postbióticos son los metabolitos o subproductos producidos por los probióticos como consecuencia de su metabolismo y, especialmente, el consumo de los prebióticos. De entre todos los compuestos producidos destacan los ácidos grasos de cadena corta, los que se han vinculado con varios beneficios a la salud, tanto dentro como fuera del tracto gastrointestinal [6][7].
¿Hay alguno que sea mejor?
Tanto pre, pro y postbióticos han sido estudiados y presentan beneficios importantes para la salud de las personas, ya sea por separado como en combinaciones. Es importante destacar que, tradicionalmente, los probióticos presentan una mayor historia que los prebióticos y postbióticos.
La idea de un probiótico surge a principios del siglo XX con Elie Metchnikoff, quien relacionó la alta expectativa de vida de búlgaros en zonas rurales con el consumo de fermentados como el yogurt. Años después, en 1953, el científico Werner Kollath definió formalmente el concepto de “probiótico” como “sustancia activa que es esencial para el desarrollo saludable de la vida” [8]. Por otro lado, el término prebiótico es por primera vez señalado en la literatura en 1995, con G. Gibson y M. Roberfroid [9]. Finalmente, el término postbiótico es reciente, y surge a principios de siglo.
Con todo esto en mente, es importante destacar que cada año el avance en tecnologías de bioinformática y biología molecular está permitiendo entender con mayor profundidad cada uno de estos conceptos y su implicancia en la salud humana.
Los prebióticos son fibras no-digeribles que sirven como alimento para bacterias beneficiosas en la microbiota intestinal.
Referencias
[1] Morrison (2023), Study reveals UK is truly confused about all issues relating to how to stimulate a healthy gut. Food Navigator Europe. https://www.foodnavigator.com/Article/2023/05/31/study-reveals-uk-is-truly-confused-about-all issues-relating-to-how-to-stimulate-a-healthy-gut
[2] Cargill Health Technologies (2021), Majority of American’s are Confused About Postbiotics, Prebiotics and Probiotics. Cision PR Newswire.
[3] Holscher, H. D. (2017). Dietary fiber and prebiotics and the gastrointestinal microbiota. Gut Microbes, 8(2), 172-184. https://doi.org/10.1080/19490976.2017.1290756
[4] Marco, M. L., Sanders, M. E., Gänzle, M., Arrieta, M. C., Cotter, P. D., De Vuyst, L., Hill, C., Holzapfel, W., Lebeer, S., Merenstein, D., Reid, G., Wolfe, B. E., & Hutkins, R. (2021). The International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics (ISAPP) consensus statement on fermented foods. Nature Reviews. Gastroenterology & Hepatology, 18(3), 196–208. https://doi.org/10.1038/s41575-020-00390-5
[5] Markowiak, P., & Śliżewska, K. (2017). Effects of Probiotics, Prebiotics, and Synbiotics on Human Health. Nutrients, 9(9), 1021. https://doi.org/10.3390/nu9091021
[6] Tan, J., McKenzie, C., Potamitis, M., Thorburn, A. N., Mackay, C. R., & Macia, L. (2014). The role of short-chain fatty acids in health and disease. Advances in Immunology, 121, 91- 119. https://doi.org/10.1016/B978-0-12-800100-4.00003-9
[7] den Besten, G., van Eunen, K., Groen, A. K., Venema, K., Reijngoud, D.-J., & Bakker, B. M. (2013). The role of short-chain fatty acids in the interplay between diet, gut microbiota, and host energy metabolism. Journal of Lipid Research, 54(9), 2325–2340. https://doi.org/10.1194/jlr.R036012
[8] Gasbarrini, G., Bonvicini, F., & Gramenzi, A. (2016). Probiotics History. Journal of Clinical Gastroenterology, 50(Suppl 2), S116-S119. https://doi.org/10.1097/MCG.0000000000000697
[9] Gibson, G. R., & Roberfroid, M. B. (1995). Dietary modulation of the human colonic microbiota: introducing the concept of prebiotics. The Journal of Nutrition, 125(6), 1401-1412. https://doi.org/10.1093/jn/125.6.1401