Nuestra microbiota es uno de los componentes más fundamentales de nuestro cuerpo, compuesta por billones de microorganismos que incluyen comunidades de virus, bacterias y hongos en un constante equilibrio. Estos tienen implicaciones profundas para nuestro bienestar y salud a corto y largo plazo y, como hemos mencionado en otros blogs, pueden desempeñar un rol interesante en múltiples procesos biológicos centrales.
Hoy, 27 de junio, celebramos el Día Mundial de la Microbiota recordando los roles críticos que este ecosistema microbiológico milenario y omnipresente desempeña en nuestro organismo. A nuestra microbiota intestinal, en particular, le debemos agradecer lo siguiente.
La “fábrica de vitaminas”
La microbiota intestinal actúa como una importante fuente de vitaminas, con efectos cruciales para la salud y fisiología humana. Entre las vitaminas más importantes producidas por los microorganismos residentes en la microbiota intestinal se encuentran la vitamina K, esencial para la coagulación de la sangre, y el grupo de las vitaminas B, que incluye biotina, cobalamina (B12), folato, niacina, riboflavina (B2) y tiamina (B1), entre otras [1][2]. Además, se ha descubierto que bacterias como Bifidobacterias y Lactobacillus pueden modular los niveles de vitamina A, fundamental para la función inmune y la integridad de la barrera intestinal [3].
El refuerzo del sistema inmune
Ya hemos mencionado en otras instancias cómo el sistema inmune y la microbiota intestinal están íntimamente relacionados. Sólo como resumen y recordatorio de los beneficios de una microbiota balanceada, donde destacan bacterias beneficiosas, se encuentran el fortalecimiento de la barrera y mucosa intestinal, la producción de metabolitos como los ácidos grasos de cadena corta, y el desarrollo y “entrenamiento” de múltiples células del sistema inmune. Si quieres conocer más detalles sobre este punto, te recomendamos visitar este blog aquí.
Combatiendo los microorganismos patógenos
Una microbiota balanceada emplea varios mecanismos para combatir posibles amenazas a la salud humana, algunas de las cuales ya fueron mencionadas antes. Uno de los más directos es la competencia por nutrientes y recursos. En este sentido, las bacterias comensales, al estar en mayor número, desplazan y superan a las bacterias patógenas en cuanto a espacio, impidiéndoles colonizar el intestino y causar infecciones [4]. Lo anterior explicaría cómo una microbiota alterada producida por, por ejemplo, tratamientos con antibióticos, puede favorecer y hacer más probable la aparición de infecciones intestinales causadas por patógenos como Clostridioides difficile [5].
Fuente de neurotransmisores y promotores del bienestar
Por último, se ha demostrado mediante numerosos estudios la estrecha relación entre la microbiota intestinal y el cerebro, así como el impacto positivo de una microbiota equilibrada en la producción de neurotransmisores. Géneros bacterianos como Lactobacillus y Bifidobacterium desempeñan un papel crucial en la regulación de la producción de dopamina, un neurotransmisor asociado a los sistemas de recompensa y motivación. Estos microorganismos son tan significativos que contribuyen con más del 50% de la producción total de este neurotransmisor [6].
Si deseas saber más sobre este tema, te recomendamos visitar este blog.
Por estas razones y muchas más, la diversa comunidad de microorganismos que habita en nuestros intestinos desempeña un papel crucial en el apoyo a nuestra salud. En Bifidice entendemos la importancia de mantener este equilibrio y seguiremos investigando nuevas formas de alcanzar nuestro objetivo de mejorar la salud de millones de familias. ¡Feliz día de la microbiota!
Referencias
[1] Yang, Q., Liang, Q., Balakrishnan, B., Belobrajdic, D. P., Feng, Q.-J., & Zhang, W. (2020). Role of Dietary Nutrients in the Modulation of Gut Microbiota: A Narrative Review. Nutrients, 12(2), 381. https://doi.org/10.3390/nu12020381
[2] Pham, V. T., Dold, S., Rehman, A., Bird, J. K., & Steinert, R. E. (2021). Vitamins, the gut microbiome and gastrointestinal health in humans. Nutrition Research, 95, 35-53. https://doi.org/10.1016/j.nutres.2021.09.001
[3] Rowland, I., Gibson, G., Heinken, A., Scott, K., Swann, J., Thiele, I., & Tuohy, K. (2018). Gut microbiota functions: metabolism of nutrients and other food components. European Journal of Nutrition, 57(1), 1-24. https://doi.org/10.1007/s00394-017-1445-8
[4] Bäumler, A. J., & Sperandio, V. (2016). Interactions between the microbiota and pathogenic bacteria in the gut. Nature, 535(7610), 85-93. https://doi.org/10.1038/nature18849
[5] Afzaal, M., Saeed, F., Shah, Y. A., Hussain, M., Rabail, R., Socol, C. T., Hassoun, A., Pateiro, M., Lorenzo, J. M., Rusu, A. V., & Aadil, R. M. (2022). Human gut microbiota in health and disease: Unveiling the relationship. Frontiers in Microbiology, 13, 999001. https://doi.org/10.3389/fmicb.2022.999001
[6] Hamamah, S., Aghazarian, A., Nazaryan, A., Hajnal, A., & Covasa, M. (2022). Role of microbiota-gut-brain axis in regulating dopaminergic signaling. Biomedicines, 10(2), 436. https://doi.org/10.3390/biomedicines10020436