Un grupo de compuestos interesante y bien documentado presente en numerosos alimentos son los polifenoles. Las propiedades beneficiosas de estas moléculas para la salud están cada vez mejor documentadas, y estudios recientes muestran su conexión con el desarrollo de una microbiota intestinal saludable. ¿Cuáles son esos beneficios? ¿Y cómo se pueden aprovechar para desarrollar productos simbióticos? Veámoslo a continuación.
Hablemos de los polifenoles
Los polifenoles son un grupo diverso de compuestos naturales presentes en las plantas, reconocidos por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Desempeñan un papel fundamental en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades crónicas, mejorando la salud cardiovascular, el manejo de la diabetes, e incluso la prevención del desarrollo de tumores [1][2].
Hasta la fecha, se han identificado más de 8000 tipos de compuestos polifenólicos, que se concentran en diversas frutas como bayas (arándanos, fresas), cerezas y manzanas; vegetales como espinacas, cebollas y repollo morado; algunas bebidas como el té (especialmente el té verde), café y vino tinto; y también en ciertos granos, nueces y chocolate [3][4][5].
Los polifenoles y la microbiota intestinal
La evidencia sobre la importancia de los compuestos polifenólicos en los microorganismos de la microbiota intestinal es cada vez mayor. Gracias a su fuerte efecto prebiótico, los polifenoles desempeñan un papel crucial en la modulación de la microbiota, promoviendo el crecimiento de bacterias beneficiosas y dificultando el desarrollo de bacterias con potencial patogénico. Por ejemplo, los polifenoles presentes en las bayas y el cacao han demostrado efectos positivos en la abundancia y diversidad de microorganismos beneficiosos [6][7].
A pesar de sus beneficios para la salud, muchos polifenoles no se absorben de manera eficiente en el tracto gastrointestinal. Es en el colon, gracias a los microorganismos de la microbiota intestinal, donde los polifenoles se metabolizan en compuestos bioactivos [8]. Finalmente, el metabolismo de los polifenoles apoya la integridad de la barrera intestinal, esencial para prevenir la inflamación y mantener una buena salud intestinal. Una barrera fuerte puede también mejorar la microbiota al evitar el paso de sustancias dañinas que pueden perjudicar el equilibrio intestinal [9].
Los efectos sinérgicos de los polifenoles y los probióticos
Los efectos positivos observados a nivel intestinal han respaldado la creación de combinaciones de probióticos y polifenoles como prebióticos, algunas de las cuales han sido probadas in vitro y en modelos animales. Por ejemplo, un estudio demostró que una nueva formulación que combinaba probióticos específicos (Lactobacillus plantarum, Lactobacillus fermentum y Bifidobacterium infantis) con un prebiótico rico en polifenoles, Triphala, resultó en la modulación de la microbiota intestinal, promoviendo el crecimiento de bacterias beneficiosas e inhibiendo especies patógenas [10].
Para asegurar que el efecto sea el esperado, es necesario utilizar tecnologías de co-encapsulación que maximicen la estabilidad y bioactividad de estos compuestos. Esto es especialmente importante para la producción de alimentos funcionales, que pueden ser vehículos adecuados para entregar tanto los polifenoles como los probióticos al tracto gastrointestinal [11]. Con una correcta encapsulación, se podrían desarrollar productos con múltiples beneficios potenciales para la salud.
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Referencias
[1] Yang, Q., Liang, Q., Balakrishnan, B., Belobrajdic, D. P., Feng, Q.-J., & Zhang, W. (2020). Role of Dietary Nutrients in the Modulation of Gut Microbiota: A Narrative Review. Nutrients, 12(2), 381. https://doi.org/10.3390/nu12020381
[2] Pham, V. T., Dold, S., Rehman, A., Bird, J. K., & Steinert, R. E. (2021). Vitamins, the gut microbiome and gastrointestinal health in humans. Nutrition Research, 95, 35-53. https://doi.org/10.1016/j.nutres.2021.09.001
[3] Rowland, I., Gibson, G., Heinken, A., Scott, K., Swann, J., Thiele, I., & Tuohy, K. (2018). Gut microbiota functions: metabolism of nutrients and other food components. European Journal of Nutrition, 57(1), 1-24. https://doi.org/10.1007/s00394-017-1445-8
[4] Bäumler, A. J., & Sperandio, V. (2016). Interactions between the microbiota and pathogenic bacteria in the gut. Nature, 535(7610), 85-93. https://doi.org/10.1038/nature18849
[5] Afzaal, M., Saeed, F., Shah, Y. A., Hussain, M., Rabail, R., Socol, C. T., Hassoun, A., Pateiro, M., Lorenzo, J. M., Rusu, A. V., & Aadil, R. M. (2022). Human gut microbiota in health and disease: Unveiling the relationship. Frontiers in Microbiology, 13, 999001. https://doi.org/10.3389/fmicb.2022.999001
[6] Hamamah, S., Aghazarian, A., Nazaryan, A., Hajnal, A., & Covasa, M. (2022). Role of microbiota-gut-brain axis in regulating dopaminergic signaling. Biomedicines, 10(2), 436. https://doi.org/10.3390/biomedicines10020436