Todos sabemos lo delicioso que puede ser comer un helado, y en especial durante las jornadas calurosas de verano. Por generaciones hemos asociado lo refrescante del helado con una experiencia positiva, que incluso podría tener un efecto real sobre el estado de ánimo del consumidor, esto al menos según algunos estudios de psicología y fisiología [1][2]. Pese a eso, una pregunta que aún no se ha resuelto del todo es si los helados pueden o no contribuir a la salud de las personas. Con argumentos a favor y en contra, el debate aún está abierto. Exploremos algunos de esos puntos y cómo la innovación alimentaria está moviendo la balanza.
¿Qué sabemos del helado?
Si bien los helados son populares por su textura y sabor, ya que son considerados como alimentos ultraprocesados, es decir productos que han sido sometidos a múltiples procesos industriales, suelen también generar controversias por sus componentes nutricionales. En muchos casos, y dependiendo de cómo o quién los producen, los helados pueden contar con altos niveles de calorías, azúcar, y/o grasas. Además, los perfiles nutricionales suelen estar sujetos a la marca, recetas de fabricación, la calidad y el sabor del helado.
Si bien en el mercado existen opciones bajas en grasas o con “cero” azúcar añadida, cada vez existe mayor preocupación por los ingredientes sustitutos que son necesarios para conservar las propiedades organolépticas de los helados como el sabor y la textura [3], como los endulzantes artificiales. Lamentablemente, el consumo frecuente de algunos endulzantes ha sido asociado con problemas cardiovasculares y gastrointestinales, e impactos metabólicos negativos para la salud [4]. De todas formas, en la mayoría de los casos y al tratarse de ingredientes relativamente nuevos, se desconocen los efectos de su consumo a largo plazo o se han obtenido resultados contradictorios [5].
Entonces, ¿existen alternativas más saludables de helados?
Afortunadamente, existen ideas y desarrollos en el mercado que apuntan hacia propiedades más nutritivas y beneficiosas para la salud de los consumidores. En términos generales, los helados que tengan como base frutas naturales suelen tener mayores beneficios que aquellos compuestos por ingredientes sintéticos para el sabor [6]. Algunas de las razones son las propiedades antioxidantes de los extractos frutales y la presencia de prebióticos que pueden beneficiar positivamente la microbiota intestinal del consumidor. Además, algunos ingredientes que imitan el sabor de las frutas pueden conducir a conductas alimentarias adictivas [7].
Sin embargo, probablemente una de las innovaciones alimentarias más interesantes es la integración de probióticos en formulaciones para helados. Estudios han mostrado que el helado es un transportador óptimo para probióticos ya que logran apoyar la viabilidad de las cepas probióticas durante la producción y guardado de los productos terminados [8][9]. Algunos helados probióticos desarrollados a menor escala han logrado resultados prometedores, como la mejora del sistema digestivo e inmune, la inhibición de patógenos, y la reducción de factores de inflamación [10].
¡Presentando a Bifidice!
En Bifidice ya contamos con un producto helado probiótico que se comercializa en Chile, y del cual tenemos resultados increíbles, esto señalado tanto por nuestros clientes como por investigación clínica. Gracias a nuestro método de estabilización, logramos mejorar la inclusión de las cepas en matrices congeladas como los helados, lo cual permite mejorar la resistencia de las cepas ante condiciones adversas como temperatura y acidez.
Nuestra última publicación científica muestra la capacidad del helado Bifidice, que contiene Bifidobacterium bifidum, de reducir significativamente los síntomas asociados a la hipolactasia tras su consumo diario [11]. Esto es particularmente importante, ya que esta característica suele ser una limitante importante para un grupo de personas con intolerancia a la lactosa. y tú, ¿qué esperas? súmate a nuestro movimiento por innovar en la industria alimentaria para mejorar la calidad de vida de millones de personas.
Referencias
[1] Linley, P. A., Dovey, H., de Bruin, E., Transler, C., Wilkinson, J., Maltby, J., & Hurling, R. (2013). Two simple, brief, naturalistic activities and their impact on positive affect: feeling grateful and eating ice cream. Psychology of Well-Being: Theory, Research and Practice, 3(6). https://doi.org/10.1186/2211-1522-3-6
[2] Xu, Y., Hamid, N., Shepherd, D., Kantono, K., & Spence, C. (2019). Changes in flavour, emotion, and electrophysiological measurements when consuming chocolate ice cream in different eating environments. Food Quality and Preference, 77, 191-205. https://doi.org/10.1016/j.foodqual.2019.05.010
[3] Muenprasitivej, N., Tao, R., Nardone, S. J., & Cho, S. (2022). The Effect of Steviol Glycosides on Sensory Properties and Acceptability of Ice Cream. Foods, 11(12), 1745. https://doi.org/10.3390/foods11121745
[4] Lowe, D. (2013). Trouble With Erythritol. Diabetes and Obesity, Science. Retrieved from https://www.science.org/content/blog-post/trouble-erythritol
[5] Harvard T.H. Chan. (2023). Low-Calorie Sweeteners. The Nutrition Source. Retrieved from https://www.hsph.harvard.edu/nutritionsource/healthy-drinks/artificial-sweeteners/
[6] Genovese, A., Balivo, A., Salvati, A., & Sacchi, R. (2022). Functional ice cream health benefits and sensory implications. Food Research International, 161, 111858. https://doi.org/10.1016/j.foodres.2022.111858
[7] Cleveland Clinic. (2020, August 19). Yogurt, Vegan, Gelato, Sorbet? Your Best Frozen Ice Cream Alternatives. Health Essentials. Retrieved from https://health.clevelandclinic.org/ice cream-gelato-sorbet-your-best-frozen-treat-fixes
[8] Ghorbani, S., Shekarforoush, S. S., Niakousari, M., Gheisari, H. R., & Janipour, R. (2023). Formulation and assessing characteristics of probiotic ice cream fortified with free and encapsulated iron. Journal of Food Measurement and Characterization, 17(2023), 499–507. https://doi.org/10.1007/s11694-022-00836-1
[9] Mohammadi, R., Mortazavian, A. M., Khosrokhavar, R., & da Cruz, A. G. (2011). Probiotic ice cream: viability of probiotic bacteria and sensory properties. Annals of Microbiology, 61, 411–424. https://doi.org/10.1007/s13213-010-0137-2
[10] Mahantesha, T., Reddy, K. M. P., Kumar, N. H. P., Nara, A., Ashwin, D., & Buddiga, V. (2015). Comparative study of probiotic ice cream and probiotic drink on salivary Streptococcus mutans levels in 6-12 years age group children. Journal of International Oral Health, 7(9), 47– 50.
[11] Aguilera, G., Cárcamo, C., Soto-Alarcón, S., & Gotteland, M. (2021). Improvement in lactose tolerance in hypolactasic subjects consuming ice creams with high or low concentrations of Bifidobacterium bifidum 900791. Foods, 10(10), 2468. https://doi.org/10.3390/foods10102468.